martes, 20 de septiembre de 2011

Capitulo 1- Anochecer a la orilla del mar

- ¡Ufff! Donde estará el maldito teléfono...- murmura Laura mientras no deja de sonar el tono de llamada. Tras tirar muchos cojines y peluches al suelo, el móvil perdido aparece. 
- ¿Si? - dice al tiempo que lo descuelga
- ¡Hey Laura!- grita una estridente voz al otro lado de la línea
- Ah, hola Ale, ¿qué pasa?
- Bueno... verás. Ya sabes que esta noche es la última del verano ¿no?
- Si...- respondió Laura temiéndose saber de que hablaba su amiga
- Y en fin... sabes que habrá que esperar otro año para volver- siguió Ale
- ¡Ve directa al grano!
- Bueno pues que esta noche se celebra una pequeña fiesta en la playa, y he pensado que podríamos ir- soltó al fin
- Alee, sabes que me ha quedado Biología, tengo que estudiar, no puedo ir
- ¡A ti lo que te pasa es que eres una sosa! ¡No vas nunca a ninguna fiesta!- la acusó
- ¡Eh! Eso es mentira- se defendió Laura
- Si ya claro, claro... Pero volviendo al tema. ¡No me digas que te vas a pasar la última noche de verano estudiando! ¡Por favor veeen!- rogó Alejandra
- No puedo Ale...
- ¡PORFAAAAAA...!
- Bueno... quizás pueda pasarme por allí y...
- ¿Quizás? 
- Valeee, iré. No se como lo haces, pero siempre te sales con la tuya- se rindió Laura
- Jaja, lo se. Te veo esta noche. Te quieroooo- se despidió Ale con voz cantarina
Antes de poder despedirse ella también su amiga ya había cortado. 
(Un poco más tarde, a media hora de empezar la fiesta...)
"Y que me pongo yo para esta noche" pensó Laura. Abrió su armario y empezó a sacar de todo. Vestidos, faldas cortas, faldas largas, shorts, pantalones, camisas... Tras mucho, mucho, mucho y mucho probar, se decidió por un corto vestido veraniego. Le encantaba aquel vestido. Se miró en el espejo. La verdad es que Laura no era una belleza completa absoluta y total. Se describía a si misma como una más del montón. Su pelo era lacio y color rojizo (sin tintar) y tenía los ojos azul océano. A parte de eso, nada destacaba en ella. Paliducha, con pecas, de mediana estatura... Se metió en el baño a arreglarse, y tras un largo cuarto de hora, salió lista para ir a la fiesta. Al pasar frente al salón, una voz le sorprendió.
- ¿Adonde te crees que vas jovencita?- inquirió su madre
- ¿Estabas en casa?
- No has respondido a mi pregunta, si no recuerdo mal, has de estudiar biología...
- Mamá... por favor. Es el último día de verano, déjame salir- suplicó 
- Mmm... Bueno, tienes razón. ¡Pero solo porque es la última noche! ¿Eh? ¿Llevas el móvil?
- Si mami. Te quiero- se apresuró Laura antes de que su madre cambiara de opinión. Le plantó un beso en la mejilla y se dirigió a la salida.
- ¡No vuelvas muy tarde!- gritó su madre mientras la puerta se cerraba con un sonoro portazo.
Nada más salir de casa, el teléfono comenzó a sonar. 
- ¿Si?- preguntó Laura
- ¡Oye tía donde te has metido! Quedamos a las diez, te retrasas
- Si, exactamente cinco minutos. Enseguida estoy allí- dijo finalizando la llamada.
Que pesada, era Ale, siempre metiendole prisa. Fue calle abajo, en dirección a la playa. Pronto empezó a oír la música. Un gran conjunto de jóvenes, se arremolinaban a la orilla del mar, disfrutando de la última noche de libertad. Enseguida localizó a Ale. Esta era alta, delgada, castaña de pelo y morena de piel, con ojos color miel. En cuanto esta la vio a ella, salió disparada en su dirección.
- ¡Guau!- dijo nada más llegar a su lado- ¿Has visto cuanto tío bueno hay aquí? ¿Te arrepientes ahora de no estar en tu habitación estudiando, sola, deprimida, marginada social...- dramatizó Ale, y no continuó porque vio algo que la dejó sin habla- La... La... Laura - tartamudeó- ¿Has visto eso?- dijo señalando a un chico. Era alto moreno, cachas... vamos, el tipo perfecto de Ale.
- Corre, se que lo estás deseando- dijo Laura con una sonrisa.
- ¡Te veo luego!- gritó Ale haciéndose oír por encima del bullicio general.
"Vale, ahora estoy sola, en una fiesta, con mucho tíos buenos, y una vergüenza que te cagas"- pensó desesperada Laura. Se dirigió a una parte más alejada y se relajó escuchando las olas. Cerró los ojos, y se puso a tararear su canción favorita. "Si tu te vas no queda nada..." "Yo esperaré..." Tan ensimismada estaba, que no se percató de que alguien se le acercaba. Unos toques en el hombro la devolvieron al mundo real.
- ¿Hola?- dijo una voz masculina.
Laura se giró hacia el propietario de la misma. Era el tipo en el que se había fijado antes Ale. 
- Hola- dijo simplemente Laura.
- En fin, es que te he visto aquí sola, y no he podido impedir preguntarme si te apetecería un poco de compañía- dijo sonriendo picaronamente.
Laura se bloqueó, como siempre le pasaba cuando un chico que no era su padre le hablaba más que para saludarle.
- Emm.. Bueno, la verdad es que...no me importaría
- Jaja, genial ¿Y como te llamas?
- Laura ¿Y tú?
- Jorge.
Estuvieron hablando más de media hora. No había nada importante en esa conversación, hasta que llegó a un punto determinado.
- Oye Laura...- susurró Jorge- en fin, que... levamos un rato hablando... y... bueno... que me gustas. Eres preciosa. 
Laura se quedó sin palabras. Sabía a donde quería llegar este chico.
- Eres preciosa- susurró de nuevo.
Laura estaba indecisa. Estaría mal hacerle eso a Ale. A ella le había gustado primero Jorge y...
- Eres preciosa- volvió a susurrar ahora más cerca de su oído. Sus dedos empezaron a deslizarse por sus hombros, jugueteando con los tirantes de su vestido. Ahora la música, las voces, y el mundo entero, le parecían lejanos, lo único que existía era Jorge... y se dejó llevar.
Bajo una pequeña luna, apenas una fina sonrisa, una pareja de jóvenes chicos, se quitaban la ropa lentamente, jugando y susurrándose palabras secretas al oído. Lo que no sabían era que unos ojos color miel, les observaban, no muy lejos de allí.

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