miércoles, 12 de octubre de 2011

Capitulo 5: Recuerdos

Laura llego a casa. Tenía la mirada perdida en algún punto lejano del firmamento. Una estúpida sonrisa si había instalado su rostro, pero tras varios fallidos intentos de hacerla desaparecer, Laura había desistido. ¿Su cuerpo? Sí, se encontraba frente a la puerta de su casa, introduciendo la llave en la cerradura, pero su mente se encontraban a dos horas de distancia, en un banco del jardín del instituto charlando con un chico, que sólo con respirar de daba más de lo que imaginaba. Lo mejor llegó cuando Marcos le pidió el móvil. Al final la llave entró, y Laura consiguió abrir la puerta. Aún pensando en ese momento mágico, subió los escalones en dirección a su cuarto. Tiró la mochila sobre el puff y se derrumbó sobre la cama. En más de una ocasión le pareció percibir un sutil olor dulce, pero no fueron más que imaginaciones suyas. ¿Tan obsesionada estaba?  Decidió que lo mejor que podía hacer en aquel momento era darse un baño. Cogió la toalla y se dirigió al baño. Este estaba al final del pasillo el cual se encontraba cubierto de moqueta. El baño olía, como siempre, a lavanda. Jose, su hermano, odiaba aquel olor, pero a Laura le gustaba. Se quito la ropa y se metió a la bañera. La llenó con agua caliente y se relajó. ¿Su parte favorita del día? Esa, sin duda alguna. Podía relajarse y pensar con claridad, o sencillamente no pensar. Fuera, en la calle, esperando se agolpaban todos los pensamientos y preocupaciones que Laura había dejado atrás al entrar  en el baño. Un chico de ojos color esmeralda que le sonreía mientras le contaba su vida (un tanto extraña), una chica que la miraba con desprecio, y que si Laura no llega a estar con la mente en blanco le habría causado un lento y silencioso llanto; un hermano pequeño un tanto revoltoso que siempre le escondía las cosas, una madre soltera que se preocupaba más por la vida de sus hijos que por la suya propia… Laura tenía tantas cosas en las que pensar… por eso siempre que podía se evadía de la realidad, para regresar a aquellos maravillosos tiempos, cuando ella tenía 8 años. Aún recordaba cosas. Los chistes de su padre, al que si no fuera por algunas fotos que tenía escondidas no recordaría. Era un hombre muy guapo. Todo el mundo decía que tenía su rostro… Eran esos momentos en los a que mamá se le nublaba la vista, perdía el concepto de la realidad, y recordaba a aquel hombre que la hizo tan feliz. Se llamaba Miguel. Todo era perfecto hasta que un día… un fatídico 23 de Septiembre, de un ataque al corazón, la muerte se lo arrebató de los brazos. En esos momentos en los que mamá se perdía, era trabajo de Laura despertarla, por mucho que doliera ver su rostro juvenil convertirse en uno cansado por las vueltas de la vida al darse cuenta de la realidad.
En cualquier caso, la madre de Laura nunca fue capaz de recuperarse del todo del incidente, por lo que tuvieron que ocultar todas las fotos en las que su padre apareciera. Las únicas que quedaban en casa eran las que Laura tenía escondidas en la cómoda de su habitación. En una de ellas aparecía una niña con un vestido rojo a juego con su pelo, jugando en un columpio. Detrás impulsándola se veía a un hombre de ojos azul cielo con una sonrisa de oreja a oreja. Laura se despedía todas las noches de él y le deseaba lo mejor estuviera donde estuviera.
Cuando Laura salió del baño, fuera ya declinaba el sol, y todas sus preocupaciones cayeron sobre ella como un jarro de agua fría. En ese momento se dio cuenta del hambre que tenía. Bajó a la cocina y abrió el frigorífico. No había mucho para elegir, pero los rugidos de su estómago daban a entender que cualquier cosa le servía. Al final se decidió por un sencillo sándwich de pavo y queso. Se fue al salón y encendió la televisión. Estaban dando Los Simpsons. Había visto ese capítulo millones de veces, pero le daba igual. A los 10 minutos, en el escritorio de su cuarto, el teléfono anunció un mensaje. Con este ya eran 3, más 6 llamadas perdidas. Laura no lo escuchó, durante la clase lo ponía en silencio y ese día se le había olvidado quitarlo. En la pequeña pantalla aparecía un nombre. Mamá.

1 comentario:

  1. Impresionante! me acabo de leer todos los capítulos y me he enamorado de los textos, esperaré impaciente el siguiente(que espero que sea pronto) te sigo,

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