lunes, 2 de enero de 2012

Capitulo 7: Castillos de amarga esperanza

Frío. En la atmosfera se respiraba destemplada amargura. Dolor. Mudas lágrimas dibujaban serpenteantes caminos en los rostros de las dos mujeres sentadas, abrazadas. Un atisbo de desesperanza comenzaba a asomarse en sus perdidos miradas. Laura abrazaba a su madre con tal fuerza, que temía dejarla sin respiración. Laura anhelaba esa sensación de saber que todo va bien, que nada escapa a tu control, que conoces tan bien, el principio como el final de la historia. Pero Laura no sabía como iba a acabar todo aquello. Realmente, temía tanto su no final como su acabado. Solo había dos soluciones posibles. O salir de aquel fúnebre edificio con paredes pintadas de un sucio blanco con el rostro bañado el lágrimas de alegría, o, por el contrario, salir de aquel edificio sumida en la más profunda de las tristezas habidas y por haber. Intentó apartar aquella segunda opción de sus pensamientos, concentrándose plenamente en la primera. Su madre, Ana, se encontraba en un estado de semi-inconsciencia. Con la mirada perdida en algún punto del techo, recordaba todos los momentos felices pasados junto a su pequeño. Eran tantos y todos tan bellos... Un movimiento alertó a ambas. La puerta de la sala de operaciones se abrió, y apareció el doctor. Tanto Laura como su madre se incorporaron inmediatamente. El doctor comenzó a hablar:
- ¿Es usted la madre de Jose Ruiz?- inquirió con un tono dulce, e incluso relajante
- Si- murmuró Ana con un apenas audible hilillo de voz
- Verá, la operación ha sido llevada a cabo con éxito, y hemos conseguido salvar a su hijo...- ambas mujeres exhalaron un profundo suspiro de alivio- pero...- la preocupación volvió a adueñarse de sus rostros- pero, lamentablemente, solo hemos podido salvar su mitad superior, las caderas, piernas y pies han quedado inutilizables, lo siento. A partir de ahora, su hijo deberá usar silla de ruedas.
De los cortados labios de Ana se escapó un agudo gemido. Instantaneamente sus ojos quedaron bañados en lágrimas. Laura se estremeció, creyendo haber oido mal. Pero no, había escuchado correctamente. "A partir de ahora, su hijo deberá usar silla de ruedas", estas palabras se clavaron en los más profundo de su ser, provocándole un llanto lastimero y pausado. Jose, su hermano pequeño, de apenas 11 años, no podría volver a andar, correr o saltar. Nunca más. 
El doctor hizo ademán de invitarlas a entrar a la habitación. Estas con pasos lentos y vacilantes accedieron. Entraron en la pequeña habitación. Ahí estaba, su tan querido hijo y hermano, acostado en una cama de blancas sábanas. Su piel se asemejaba al tono de las mismas. Les dolió en los mas hondo verlo así. Indefenso, a merced del destino. La vida no es justa, nada justa. Y en su maldita aleatoria voluntad, se lleva por delante a aquellos que menos lo merecen. Ana se acercó a la cama, y besó la fría frente de su pequeño. Al cabo de unos minutos de sulencio, le dijo a su hija que se marchara a casa que ya anochecía; ella iba a pasar allí la noche. Laura asintió, y sin rechistar, con un fuerte abrazo a su madre y un beso en la mejilla de su hermano, volvió a casa. Nada más llegar, sacó el móvil y marcó el número de Marcos. No sabía muy bien porqué él, pues no se conocían practicamente nada, pero algo en su interior decidió que debía verle. Una voz al otro lado de la línea contestó.
- ¿Si?
- Hola Marcos, soy Laura...-murmuró 
- Ah, hola, ¿que ocurre?
- ¿Podemos vernos?
En un primer momento, un incómodo silencio se dejó sentir a ambos lados de la línea, pero tras escasos segundos, y recuperado de la precipitada invitación a quedar de Laura, aceptó.
- Claro- dijo aún aturdido- ¿Dónde?
- En el parque que hay al lado del instituto
- Voy para allá, hasta ahora.
- Hasta ahora- dijo Laura casi a forma de suspiro
En 10 minutos, se encontraba Laura en el parque, y al cabo de otros dos, Marcos apareció por detrás de unos coches. A la luz de las farolas, las demacradas facciones de la chica, a causa de la tensión sufrida durante toda la tarde, se hacían más visibles. Marcos no tardó en darse cuenta.
- ¿Te ocurre algo?- inquirió preocupado
- Verás...- Laura comenzó a relatar todo lo acontecido en pocas horas. En un primer momento, sintió vergüenza, pues estaba contando sus preocupaciones a un casi desconocido, pero en cuanto tomó un poco de confianza, no hubo quién la parase hasta haberse desahogado. Finalizó su historia en un ligero llanto. Marcos no sabía que responder, ni de qué manera consolarla, sencillamente la abrazó. Con una ternura infinita, la abrazó. De alguna manera, aquella triste situación los unió de una forma especial. Y allí estaban, en medio de la oscuridad, bajo una de las escasas farolas del parque, unos desconocidos. Una era chica que lloraba suavemente, el otro un chico que la abrazaba tiernamente, bajo una Luna menguante que los observaba también, con cierta ternura.

6 comentarios:

  1. Buenaass:) Me he leido tus 7 capitulos en un dia:D Pasate x mi blog http://momentosqueteatrapan.blogspot.com/ graxx

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  2. Me gusto tu blog!!! te sigo!! te pasas por el mio? Saludos!!! :3

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  3. Holaa!! :D me encantan tus capitulos, para cuando subes el otroo?? :( u.u

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  4. Anónimo, no lo se, ando bastante liada con los parciales. En dos fines de semana o asi, que ya acaban los exámenes supongo. Siento la tardanza. Besos.

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  5. a no, no te preocupes jeje :P yo comenzaré con los parciales también u.u , me gusta la música que pones en tu blog, algunas canciones no las conocia :D Buena suerte en tus parciales :)

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  6. Perdona por la intromisión pero..tengo un blog,¿me sigues?¡Yo te he seguido!Me encanta tu blog< 3
    Muuchas Graacias^^
    http://anyone-likeyou.blogspot.com/

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