sábado, 1 de octubre de 2011

Capitulo 4: El encuentro

Justo cuando Laura estaba a punto de morirse de desesperación, sonó el timbre que anunciaba, al fin, el almuerzo. En cuanto salió a pasillo inspiró profundamente, y se relajó tras dos horas de tensión. A pesar de sus intentos por mantener la cabeza fría y atender a lo que decía la profesora, todos sus sentidos se ponían alerta cuando el chico nuevo se movía o hacía ademán de ir a hablar. Y ese olor... Ese aroma que impregnó el ambiente y se adhirió a lo más profundo de Laura,  en cuanto se sentó a su lado. Era dulce, pero no un dulce pasteloso como el olor a bollería que inundaba la cocina de su casa los domingos por la mañana, sino… que era… era PERFECTO. De repente, Laura se sorprendió a si misma pensando en como sería acariciar ese pelo negro azabache. Se reprendió a si misma el fantasear con un chico del que ni siquiera sabía el nombre. Un lamento de su estómago le dio otro tema en el que pensar. Guardó los libros en su taquilla y se dirigió a la cafetería. Esta estaba abarrotada de jóvenes hambrientos que hacían cola frente a las máquinas expendedoras, charlando animadamente con los amigos sobre el verano. Laura hurgó en su bolsillo, además de un coletero y unas pelusillas, su búsqueda no dio más frutos. “Mierda”- pensó- “me he dejado el dinero del almuerzo ¿y ahora que hago? Son las 11.30, y tengo que aguantar hasta las 15.00 sin comer… listos vamos”- lo único que disponía para saciar el hambre era un chicle de menta que llevaba en la boca desde hacía una hora, y el sabor es esos momentos no era muy… en fin… espectacular. Paseó la mirada por el comedor por si el chico nuevo se encontraba allí, pero en vez de esos ojos esmeralda, se encontró con unos color miel. Ale la miraba fijamente desde el otro lado de la sala. Esa mirada fue como un golpe seco en el pecho, destilaba tanto odio… pero a la vez confusión. Laura no aguantó más esa sensación y fue la primera en apartar la vista. Para no volverse a dar la situación, salió al jardín, lejos de las miradas acusadoras de Ale. La lluvia había dejado el césped húmedo. Había pocas flores, pero bastantes árboles. Los alumnos no podían quejarse de tener un jardín como aquel. Laura se dirigió hacia una parte de este en la que había asientos. Se sentó. No dejaba de dale vueltas al chicle, y la verdad, es que estaba duro y sin sabor, pero al menos tenía algo con lo que entretenerse. Tras fallidos intentos de hacer una pompa, se dedicó a observar a las demás personas. Este año había entrado bastante gente nueva, había muchos rostros que le eran desconocidos.  Ahora dirigió su mirada al horizonte, y se dejó llevar por aquel olor dulce. Al cabo de unos segundos reconoció el olor. Se giró y allí estaba. Era el chico nuevo… la estaba mirando. Este levantó y se dirigió hacia donde ella estaba.
- Hola - dijo
Laura se preguntó si se estaría dirigiendo a ella, así tenía que ser, pues estaban prácticamente solos.
- Hola -murmuró a malas penas
- Oye, lo siento por lo de clase, yo… en realidad no soy así ¿sabes?
- No pasa nada- dijo Laura intentando controlar la sonrisa de idiota que ya había empezado a dibujarse en su cara.
- Me llamo Marcos ¿y tú?
- Laura
- Encantado Laura- dijo sonriente

5 comentarios:

  1. me he devorado los cuatro capítulos con ganas, sigue así ;D ♥

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  2. ¡ME ENCANTA!
    Dios, en menos de una hora me e leído tus espectaculares capitulos , y la verdad no tengo palabras para tal historia.
    Es preciosa, tan solo puedo decir eso. :)

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  3. hola! he descubierto tu blog por un evento de tuenti, y me encanta :)
    te sigo :) pasate por el mio si tienes un ratito y sigueme si quieres :D

    http://bonsoir-armoir.blogspot.com

    besitos :)

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